
“La obra maestra de una buena educación es hacer un hombre razonable… esto es comenzar por el fin, es querer hacer el instrumento de la obra”[1]. La educación del ser humano tiene como fin último el desarrollo pleno del ser humano, crear un ciudadano libre, razonable y consciente de sus actos. Un ser humano integro en toda sus dimensiones, entiéndase por morales, físicas e intelectuales capacitado para dar un valor critico a los sistemas sociales, económicos y culturales que le rodean. El hombre no es el rey de la naturaleza, sino su producto.
El tema de la educación es un tema actual y muy relacionado con la vivencia cotidiana del ser humano, no se limita solamente a lo escuchado en las aulas de clase, sino más bien es algo que se va aprendiendo con la experiencia y es un progreso en la vida del hombre que se acaba con su muerte. ¿Podrá la educación contribuir a las trasformaciones del hombre? ¿Será capaz el hombre de ser un individuo educado para la vida? Educar para la vida nos lleva a educar considerando que la educación es una tarea personal, en la que el sujeto de la educación debe implicarse y sentirse protagonista. El hombre es el centro y el fin del proceso educativo, y el educador debe tener con cada educando una actitud cercana, de escucha y de atención a la vida. Esta atención a la vida consiste -como lo hemos dicho anteriormente en la capacidad del hombre por amarse a sí mismo, lo cual a su vez consiste en tener lo esencial para vivir y sentir compasión (amor al prójimo) hacia las personas que nos rodean.
La finalidad de la educación es el desarrollo pleno e integral de la personalidad del hombre en un ser libre, y de todas las dimensiones que le configuran como persona y le ayudan a la apertura y la relación con los otros.
Con este trabajo, podemos decir, que nos llevará a exponer que el ser humano, con una adecuada educación podrá perfeccionarse, ser una persona dotada de sentimientos que le muevan a sentir compasión por los demás, la educación del ser humano comenzando por su infancia, lo conducirá a convertirse en una persona valorada por sí mismo y por su entorno.
Consecuentemente la educación del hombre lo llevará a ser una persona libre, capaz de convertirse en un verdadero ciudadano, creando así un hombre nuevo para una nueva sociedad.
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